La instalación Slogans está condicionada irremediablemente por el espacio que ocupa. La capilla de la Trinidad ejemplifica el espacio desde el que tradicionalmente los valores morales eran transmitidos a los individuos, cuanto más habiendo sido construida en el siglo XVII, época de fervor católico contrarreformista que dejó como testigo las más exuberantes obras de arte propagandísticas de la Iglesia. Desde tiempos prerrománicos los edificios levantados para aleccionar al pueblo, de los que Asturias atesora una buena colección, basaban su efectividad en un sistema audiovisual que requería de la presencia del creyente en el espacio. Los artistas producían imágenes narrativas para los templos y los sacerdotes aportaban el audio correspondiente a este bombardeo sistemático de mandatos ideológicos y morales. No podemos resistirnos a establecer un símil con la televisión.
Los valores tradicionales tales como la “raza” o el “patriotismo” fueron desbancados sistemáticamente por el proceso de modernización, proceso en el que todo dogma ha sido cuestionado por la razón. Scott Lash, siguiendo a Weber y Bourdieu, explica que el principio fundamental del proceso de modernización “es que el universo de las ideas en las sociedades tradicionales se caracteriza por una única ‹‹doxa›› indiscutida, mientras que en las sociedades modernas hay una lucha entre los principios de ‹‹heterodoxia›› y ‹‹ortodoxia››”[1]. El proyecto moderno sustituye los viejos valores por los ideales emancipatorios de la Ilustración. La justicia social, la igualdad económica y la libertad, constituyen entonces nuevos dogmas por los cuales es necesario luchar. Desgraciadamente el proyecto de emancipación, experimentado en su más alto nivel por las revoluciones de inspiración marxista provocó las más desdeñables atrocidades acometidas en nombre de la razón, volviendo a reproducir la injusticia y la privación de la libertad del ser humano por el ser humano. Es así que, a partir de ese punto comienza la época de desesperanza que llamamos postmodernidad, donde se desconfía tanto de los valores tradicionales como de los valores impuestos por la modernidad.
La recuperación del pensamiento de Nietzsche por parte de autores postmodernos como Foucault, Deleuze o el mismo Lyotard que con su ocaso de los grandes relatos parece constatar “que los valores supremos pierden su validez”[2], definición nietzchiana de nihilismo, supone un problema a la hora de clasificar racionalmente todo nuestro entorno. El crítico Miguel Cereceda señala: “Si los viejos ideales ya no siguen vigentes, si los ideales de justicia social, de igualdad económica y de libertad real han pasado de moda o han perecido víctimas de su violenta imposición, entonces ¿cuáles son los nuevos valores emergentes? (…) ante la confusión, todo se nos aparece ahora sin valor”[3].
Ha transcurrido más de una década desde que Fukuyama cantara la victoria global del capitalismo[4] y parece que la sofisticación de este sistema, que evoluciona del capitalismo de producción al capitalismo de consumo, nos ofrece las pistas para encontrar el lugar donde se generan los nuevos valores. Valores confusos, simulados y la mayoría de las veces contradictorios. El sociólogo español Vicente Verdú apunta una idea bastante clarificadora: “Coca-Cola nos habla de jovialidad, Volvo de seguridad, Niké de malditismo, Body Shop de conciencia ecológica, White Label del culto al individuo. A las proclamas de las religiones o los discursos de los partidos, ha sucedido este prontuario de valores disponibles”[5].
La instalación Slogans parte de estas reflexiones para a su vez hacer reflexionar al espectador sobre el sistema de valores actuales y sus medios de difusión, para hacernos pensar si algo ha cambiado o por le contrario seguimos manteniendo los mismos modos de imposición ideológica con procedimientos más sofisticados.
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[1] Lash , Scott, Sociología del postmodernismo, Amorrortu, Buenos Aires, 1997.
[2] Lyotard, Jean-François, La condición postmoderna, Cátedra, Madrid, 2000.
[3] Cereceda, Miguel, Problemas del arte contemporáne@, Cendeac, Murcia, 2006.
[4] Fukuyama, Francis, El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Barcelona, 1992.
[5] Verdú, Vicente, Yo y tú, objetos de lujo. El personismo: la primera revolución cultural del siglo XXI, Debate, Barcelona, 2005.